Las virtudes éticas en la gestión educativa



Las virtudes éticas en la gestión educativa 

Como sabemos, en nuestro siglo XXI, la sociedad se transforma vertiginosamente día a día. Los avances tecnológicos, la ciencia, el crecimiento económico y científico, nos obligan a repensar la educación que proponemos, y desde luego percibimos que no puede seguirse tratándose de una educación que continúe formando personas únicamente en el ámbito profesional, sino necesitamos educar personas para la vida, para vivir en el mundo, para pensar, soñar, en pocas palabras para ser felices, y para disfrutar de las pequeñas cosas de vida. (Liderazgo educativo 114-115). Hoy más que nunca urge buscar nuevas alternativas de formación, para los administrados educativos así como propuestas educativas capaces de conjugar la relación entre lo educativo y lo organizacional vista esta última como una gestión integrada y sistémica, con visión de futuro. Todo esto nos lleva a preguntarnos en las capacidades de quien debe liderar estos procesos educativos. ¿Qué virtudes éticas debe poseer un administrador educativo en la gestión educativa? Adela Cortina a propósito de las virtudes, nos dice, como todo ser humano, se forja día a día un carácter, por lo que las decisiones que tomamos en el cotidiano son importantes, por eso es necesario aprender a elegir bien, para ir generando esas virtudes, pero las mejores, virtudes aquellas que nos hagan felices y nos hagan estar bien. (Adela Cortina). Al mismo tiempo somos estructuralmente éticos entonces podríamos parafrasear con Cortina que la ética consiste en hacer concebible la moralidad, en tomar conciencia de la racionalidad que hay ya en el obrar. (Cortina 2000.33). Siempre ella afirma que la ética tiene, por objeto el deber referido a las acciones buenas que se expresa en los juicios denominados «morales» (Cortina 2000.32). La ética es la aceptación de la virtud. Según lo leído y escuchado por Cortina, ella afirma cuanto el ser humano sea inevitablemente moral y estructuralmente ético y no lo podemos evitar, el ser humano es estructuralmente moral, aprende a dar respuestas no automáticas, goza de libertad para la elección, aprende un contenido moral según su cultura, la moral que aprende es la moral de la sociedad en la que vive. El ser humano posee una estructura moral que viene de las tradiciones de lo que aprende, por eso se ve la necesidad de empoderar a todos los seres humanos y valorarlos en sus capacidades, para que se puedan desarrollar en sus metas y buscar la felicidad en sus vidas. La ética sirve para darnos cuenta que es la gratuidad, la justicia, el reconocimiento reciproco, el altruismo lo que nos constituye en el fondo.

El ser humano es capaz de vivir el sentido de la justicia y de la gratuidad. Pedro Venegas en su aporte nos señala algunos valores éticos fundamentales que a mi parecer deberían ser puestos en práctica primeramente por el administrador educativo y poco a poco por el resto de la comunidad educativa. Y estos son algunos de los valores o virtudes:

Responsabilidad: Se relaciona con la libertad o autonomía del individuo, así como la capacidad de responder por sus acciones. La persona es moralmente responsable de lo que hace o deja de hacer.

Dignidad: Este valor se le denominamos "dignidad humana" y constituye en sí mismo el respeto incondicionado y absoluto que debe extenderse a todos los seres humanos: todo ser humano es en sí mismo digno y merecedor de respeto, independientemente de la situación en que se encuentre.

Verdad: Los hombres no deben ser utilizados y tratados como objetos. Las cosas pueden manipularse y usarse, pero la capacidad de elección propia de un ser humano debe ser respetada. Ser profesional no es únicamente ejercer una profesión sino que implica realizarlo con profesionalidad, entendida como conocimiento profundo del arte, absoluta lealtad a las normas deontológicas y buscando el servicio a las personas y a la sociedad por encima de los intereses egoístas. De esta manera, en todas y en cada una de tus acciones, se debe evitar dañar a los otros y procurar siempre el bienestar de los demás.

Justicia: Se relaciona con la libertad o autonomía del individuo, así como la capacidad de responder por sus acciones. La persona es moralmente responsable de lo que hace o deja de hacer.

Libertad: La libertad necesita de la verdad, requiere del entendimiento (facultad que busca la verdad) y de la voluntad (facultad que busca el bien). Otros principios éticos que debemos tener muy presentes en toda nuestra vida, como humanos y como profesionales en administración de la educación son: el amor, la honradez, modestia, solidaridad, prudencia, bondad, lealtad, amistad.

En la vida profesional se debe tener muy presente esta dimensión, la cual será parte cotidiana en la manera de ser del administrador o administradora de la educación, en la toma de decisiones, en la relación con los demás, todo en concordancia con el mejoramiento de la calidad de la educación y el consecuente desarrollo de seres humanos, hoy estudiantes, que se forman de acuerdo con nuestros principios éticos y morales. Además, de estas virtudes éticas para una gestión educativa estratégica, el administrador educativo debe conocer la filosofía institucional, así como los objetivos estratégicos del proyecto educativo, además algunas otras condiciones como el conocimiento de las políticas y reformas. (Liderazgo educativo 117), porque será a partir de ellas, que podrá organizar, gestionar y acompañar la comunidad educativa. Moreno Pérez nos ofrece además algunas características que son de suma importancia para un liderazgo ético, que se conjugan con las anteriores:(Lideres al servicio de la sociedad 86)

Carácter: Forma de ser, personalidad de líder con habilidades para estar al frente de la dirección del sistema educativo.
Coraje: Para hacer lo correcto.
Credibilidad: Se puede confiar en el él.
Comunicar: Para llegar a todos y convencer.
Conocimientos: multidisciplinarios de saberes pedagógicos, gerenciales y sociales. Así como el conocimiento decretos y leyes educativas.
Compromiso: Dedicación en su trabajo así como seguimiento e inspección de procesos internos y gubernamentales.
Comprensión: de los hechos y circunstancias.

La importancia del modelo de gestión educativa y de la forma de liderar en cuanto al carácter, para ser capaz de orientar a la comunidad educativa, en la calidad de sus decisiones, en su actitud autocrítica y de reflexión. Con relación a las capacidades, al cómo maneja la información, cómo empodera y delega, a la forma como se proyecta en cuanto a su ética y sus valores. Y en el sentido de liderazgo, a tener claridad frente a los objetivos de la organización, a cómo ofrecer el valor diferenciador de la organización educativa, al cómo implementar los proyectos, a la claridad que debe tener sobre el conocimiento de las dinámicas internas de la institución, a la capacidad de abordar y analizar los problemas, a crear escenarios de comunicación, a la manera de relacionarse con la autoridad que le ofrece el cargo y a la capacidad de escucha; en fin, a la toma de decisiones y en la capacidad de influir a través de sus valores y virtudes éticas sobre las interacción con los demás. (Vargas et al. 2010). Si el administrador educativo vive y potencia las virtudes éticas anteriores, podrá gestionar en un centro educativo a través de competencias estratégicas, tácticas y operativas. (Liderazgo educativo en el siglo XXI 123-124).
Un liderazgo centrado en principios: Capacidad para desarrollar un espíritu de cooperación, cumplimiento y compromiso con su grupo de influencia, guiando y orientando a sus colaboradores hacia el logro de los resultados propuestos, bajo un ambiente de respeto y de sentido de lo humano, con exigencia personal y profesional, inspirado en los principios y valores de la organización.

Emprendimiento: Capacidad para idear y poner en marcha soluciones nuevas y diferentes ante los problemas o situaciones planteadas por su entorno, buscando activamente oportunidades de proyectos que generen impacto organizacional dentro de un marco de innovación, creatividad y diferenciación y autonomía pedagógica y académica.

Inteligencia emocional: Capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados de ánimos propios y ajenos, promoviendo crecimiento emocional e intelectual, mediante la creación de estrategias para promover el crecimiento emocional de los colaboradores académicos y administrativos en el desarrollo intelectual, social y cultural.

Orientación al cliente: Capacidad de conocer, resolver y satisfacer, con un alto estándar de calidad, las necesidades y expectativas del centro educativo que administra.

Orientación a resultados: Capacidad de encaminar todos los actos al logro de lo esperado, actuando con calidad, oportunidad y sentido estratégico. Tendencia a lograr resultados, fijando metas desafiantes por encima de los estándares, mejorando y manteniendo altos niveles de rendimiento en el marco de las estrategias de la organización educativa.

Gerenciamiento estratégico: Capacidad de vincular la misión y visión de largo plazo de la organización al trabajo diario; va desde la simple comprensión de la estrategia, hasta un sofisticado entendimiento de cómo el entorno influye en los planes estratégicos y cómo estos, a su vez, determinan las distintas alternativas de formación y académicas.

Negociación y relaciones: Capacidad para concretar acuerdos y alianzas que generen valor, solucionen problemas, conflictos o diferencias, creando ambientes propicios de colaboración y logrando compromisos duraderos de ganancia mutua, que fortalecen las relaciones de la comunidad educativa, mediante convenios y alianzas con diversos sectores empresariales, de investigación, universidades nacionales e internacionales y entidades globales.

 Equipo: Capacidad para construir relaciones de respeto, colaboración, cooperación y crecimiento con otras personas para conseguir resultados comunes y compartidos dentro de un equipo de trabajo, valorando las diferencias, reconociendo las competencias de cada uno y logrando sinergia en los resultados.

Gerenciamiento táctico: Capacidad de orientar las actividades diarias en la dirección determinada por los resultados de los procesos y el mejoramiento constante de la calidad de su trabajo y de sus competencias. Implica establecer prioridades, fijar objetivos, hacerle seguimiento al cumplimiento de estos y manejar el cambio.

 Relaciones interpersonales: Capacidad de construir y mantener relaciones respetuosas, armónicas y efectivas, basadas en la confianza, para el logro de proyectos que generan desarrollo personal y organizacional de la institución educativa.

Empoderamiento: Capacidad de asumir procesos de autodesarrollo que implica prepararse adecuadamente y evidenciar un desempeño sostenible que le permita asumir nuevos retos y responsabilidades en la organización educativa.

 Orientación al mejoramiento continuo: Capacidad de revisar, analizar, ajustar los procesos con el fin de aprender de la experiencia y definir acciones de mejoramiento permanente.

Bien sabemos que los valores éticos a diferencia de los bienes tangibles, no se desgastan con su intercambio, por el contrario se incrementan y repotencian en proporción directa al uso que se hace de ellos. Los valores o virtudes éticas actúan como vectores de adhesión y motivación, más que como imperativos incondicionales o patrones legales. El equilibrio y coherencia de la cultura organizacional lo proporciona la ética. (Liderazgo y ética en las instituciones educativas 24).


BIBLIOGRAFIA:

Cortina, A. (2000).  Ética Mínima. (6 ed.) Madrid, España: Editorial TECNOS. Recuperado de:www.if.edu.mx/avisos/4DA5DC1F Documento suministrado en PDF.

Conde, A. and María, G. (2013). El liderazgo ético en las instituciones educativas como criterio de eficacia organizativa. In: G. José, ed., Líderes al servicio de la sociedad, 1st ed. [online] Granada: Universidad de Cartuja, pp.79-92. Recuperado de:

Sierra, G (2016). Liderazgo educativo en el siglo XXI, desde la perspectiva del emprendimiento sostenible. Rev.esc.adm.neg., No. 81, Julio-Diciembre, pp.111-128, Bogotá, Colombia. Recuperado de: http://www.scielo.org.co/pdf/ean/n81/n81a06.pdf

Capella, J. (2011). Ética y Liderazgo en las Instituciones Educativas”. Publicado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Tomado de:

Venegas P. (2015). Ética en la administración de organizaciones educativas. 








           


 

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